“¿El negocio secreto de Amazon? Comprar iPads.”


¿Cómo fidelizar al cliente?

¿Cómo fidelizar al cliente?, haciendo que se sienta bien.

Hay que estar loco para pagar por una antigualla tecnológica más de lo que vale. Eso pensaría cualquiera que no sea Jeff Bezos, CEO de Amazon, quien más que ver cómo sube la cuenta de gastos de la compañía tiene claro que está invirtiendo el futuro.

Ahora que el Nuevo iPad está en el mercado y que los geeks necesitan como el comer el nuevo cacharrito, las viejas iPads (lo de viejas es un eufemismo ya que algunas apenas tienen meses) se venden a precio de saldo.

Hoy la noticia más leída en el diario El Confidencial es: “¿El negocio secreto de Amazon? Comprar iPads.”

Amazon compra tabletas Apple de segunda mano por encima de su valor de mercado y paga con cupones de compra en su “store” (los geeks me han abducido). La estrategia es perfecta: el dinero volverá a casa y el adicto tecnológico gana más de lo que hubiera imaginado por su anterior dispositivo.

Unir el beneficio público y privado, entendido como el ajeno y el propio, es una garantía de éxito para cualquier empresa, ya sea una multinacional o el bar de la esquina.

Acerca de Tudi Martín

Siempre comunicamos, incluso cuando no lo pretendemos. La comunicación lo es todo y escuchar nos hace mejores. Desde esa convicción no me canso de prestar atención a quienes tienen cosas que contar. Gracias por la visita.
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Una respuesta a “¿El negocio secreto de Amazon? Comprar iPads.”

  1. Ricardo dijo:

    Un buen negocio -en todo- es aquel en que las partes, ambas partes, quedan satisfechas. Es ésta una vieja verdad que parece haber sido relegada por el inmediato pelotazo, por la ganancia fácil, por la voluntad de exprimir la vaca hasta secar sus ubres… pero no es una buena política, y no lo es tanto desde el punto de vista de la honradez como de la mera actividad comercial.
    El imponer condiciones leoninas, el actuar de manera predatoria, puede salirnos bien una vez, pero difícilmente resultará positivo para fidelizar clientes ni para la consecución de ese impacto positivo que avala la reputación de una marca y engrosa la demanda de nuestros productos o servicios.
    Se dice por activa y pasiva que hay que introducir parámetros nuevos y diferenciales que personalicen nuestra oferta, que resulten una alternativa novedosa y positiva en un mercado a veces exhausto y siempre reñido. Es cierto, hacerlo ha de ser un paso necesario y obligado si pretendemos abrirnos hueco y hacer camino; pero esa novedad, en ocasiones, resulta tan simple como volver a los orígenes: ofrecer aquello que al posible cliente-usuario le apetece comprar, aquello que cumpla con sus expectativas o sintonice con sus gustos. Y si haciéndolo conseguimos de paso esa sensación de satisfacción de entrada, la que se desprende de «haber hecho un buen trato», todavía mejor.
    No hay más arma secreta que ésta: conectar con el cliente, con sus necesidades y gustos, satisfacer sus expectativas, provocar que la operación sea catalogada por él como «buen negocio».
    Si somos lo suficientemente adaptativos a cada situación concreta, si lo conseguimos, el éxito está asegurado.

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