“Manolo Lama abandona la cadena SER”.


Manolo Lama sigue los pasos de  su amigo Paco González y abandona la cadena SER para fichar con la COPE.

No es recriminable su partida, más bien sería de alabar la manera en que ha actuado, ya que el periodista ha dejado finalizar su contrato con la casa para buscar nuevos rumbos. Una salida del convento mucho menos escatológica que la acometida el verano pasado por un buen puñado de ex compañeros.

Hoy la noticia más leída en El Periódico es: “Manolo Lama abandona la cadena SER”.

Es lo que tienen los equipos, que están integrados por personas y, si bien nadie es imprescindible, si se desea que la maquinaria funcione con precisión suiza, los integrantes deben estar muy bien compenetrados. Determinadas sinergias no se generan con cualquiera.

No había otro camino posible para Lama, ni para González.

Acerca de Tudi Martín

Siempre comunicamos, incluso cuando no lo pretendemos. La comunicación lo es todo y escuchar nos hace mejores. Desde esa convicción no me canso de prestar atención a quienes tienen cosas que contar. Gracias por la visita.
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3 respuestas a “Manolo Lama abandona la cadena SER”.

  1. Fernando dijo:

    Tres apuntes:

    – El trabajo, además de un «medio de vida» con el que ganarse el sustento, puede y debe ser un vehículo de realización personal, una actividad en la que podamos sentirnos a gusto y dar lo mejor de nosotros mismos. Cuando no es así y se tiene la oportunidad, lo lógico es buscar una alternativa que lo haga posible. Son demasiadas horas y demasiadas energías invertidas como para tener la sensación de «aplicarlas al vacío».

    – La vida, en todas sus facetas, es ante todo y en buena medida opción. Debemos elegir y de ello dependerá cómo nos sintamos y cómo nos corran los días. Entre las miles de opciones tomadas hay dos que son fundamentales por su alcance e implicación: con quién compartir la vida en pareja y la actividad laboral a la que dedicar nuestro esfuerzo.
    Errar en ellas y tener que sobrellevarlas a base de resignación es posible, pero en absoluto lo deseable.

    – Salvo contadas excepciones el equipo siempre es la clave para las realizaciones más sobresalientes, en cualquier ámbito. El que se mantenga y se ajuste, el integrarlo y mimarlo es la única manera de garantizar resultados. No se trata de quitar importancia a la individualidad, menos todavía si presenta rasgos que rocen el virtuosismo o la genialidad… pero incluso entonces, integradas en un equipo, alcanzada la armonía, parecen multiplicarse y crecer, despliegan todas sus potencialidades.

    La decisión tomada por Manolo Lama es perfectamente comprensible, y ha llevado a cabo su opción de una manera impecable. Sólo queda desearle la mejor de las suertes para que pueda seguir siendo el gran profesional que siempre ha demostrado ser y los demás podamos beneficiarnos de ello.

  2. Gemma dijo:

    Con la trayectoria que llevan los medios radiofónicos en general y ésta cadena en particular, me viene a la mente el dilema Shakespeariano: «SER o no ser, ésta es la cuestión»
    Creo que no sólo los oyentes, sino que también los propios trabajadores, profesionales a fin de cuentas, lo tienen bastante claro.

    No deja de ser una lástima que hayamos llegado aquí, que por la razón que sea se esté devaluando el medio de semejante forma. Algo sucede y los responsables de la cadena parecen no darse cuenta. Cuando además de la crisis general del medio en un lugar concreto se da semejante desbandada, se impone -en mi opinión- abrir un periodo de reflexión y hacer que brote del mismo un nuevo planteamiento.

    Cosas de los tiempos, cuestión de marketing, falta de sintonía entre los profesionales y la dirección… o tal vez un poco de todo, pero sigue siendo una lástima y a buen seguro todos cuantos conocen bien la casa por dentro estarán de acuerdo.

    • Tudi Martín dijo:

      Es el precio que, a largo plazo, pagan las empresas por no incentiban la implicación de las personas que trabajan con ellas. Pensamos que son las compañías las que tienen el poder pero este se lo conceden sus trabajadores con su buen hacer.
      Hay que cuidar a los trabajadores e incentivar el orgullo de empresa para que otro gallo nos cante, si no nos convertiremos en lo que ya muchos son: mercenarios al servicio del mejor postor.

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